viernes, 17 de octubre de 2008

Limosneros

Generalmente cuando nos preguntan que hay de nuevo solemos decir que nada, que todo igual, el trabajo, la casa, los hijos, los problemas y demás, siempre lo mismo, pero, siempre lo mismo?
Digamos que hoy fue un día tranquilo, salí en la mañana rumbo al banco, como aun era temprano y no abren hasta las 9:00 pues lo clásico: hacer tiempo en algún sitio.
Esta vez me paré fuera de un supermercado, había ahí 2 personas pidiendo limosna, uno de ellos en silla de ruedas y otro parado, apoyado en un palo que hacía las veces de bastón. Conforme a la tradición de los limosneros (acercarse y pedir) esta vez quien se prestaba a abordar a un par de señoras gorditas fue quien estaba con el bastón, cual no sería mi sorpresa (y después risa) que una de las señoras, antes de que hablara el limosnero le dice:
¡NO me diga nada!
y siguió su paso como si nada hubiera pasado! Pero así como están las letras, así fue como la señora lo atajó. El limosnero ni pío dijo, solo dio un paso atrás y aquí no ha pasado nada, a esperar al siguiente "cliente".
¿Que tanto aguantarán esas gentes de respuestas de los transeúntes?
Y al que estaba en silla de ruedas, sin moverse, dos personas se acercaron a darle dinero.

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