sábado, 8 de diciembre de 2007

Hace 14 años

Ya sentía el gusanito de la vagancia, se acercaba el fin de semana “largo” , después de 18 días continuos trabajando era el descanso de 3 que prácticamente se convertían en 4, ya que, si bien descansaba viernes, sábado y domingo, la entrada no sería hasta las 11 de la noche del lunes y había mucho tiempo para salir de donde estábamos viviendo, salir de la rutina cotidiana y tomar la de cada tres semanas, que no siempre era la misma; tomé el teléfono y hablé a casa de mis padres en Nogales, Son., me contestó mi papá y le dije que quería ir a visitarlos, el me dijo que no era buen momento, que mi mamá no se encontraba, que estaba en Hermosillo, Son. (Capital del estado), cuidando a la mayor de mis 2 hermanas, a quien le habían hecho un legrado y necesitaba ayuda, que por otra parte estaba tapado el drenaje de la casa, en otras palabras que mejor fuera para el siguiente descanso.
Llegó el tan ansiado fin de semana e inmediatamente al carro toda la prole que en ese entonces consistía de mi esposa Ana María (Mery) con 6 meses de embarazo y las 2 hijas, Jennifer (2 años) y Jacqueline, de tan solo 9 meses, nos fuimos a la ciudad vecina de Agua Prieta y ya estando ahí nos dio por meternos en una mueblería, a mi esposa le gustó un juego de sala y como a mi también pues ahí mismo lo pagamos, con riguroso contado (era cuando aun valía el dinero), esta mueblería tenía servicio de traslado por lo que quedamos en que lo mandarían a mediados de la semana siguiente y ya sin ese pendiente solo nos quedaba ver que hacíamos y me dio por enfilar rumbo a Cananea, otra ciudad cercana, tan solo a 82 Km. de Agua Prieta Son., que a su vez se encuentra a 100 Km. de nuestra casa, una vuelta por la “ciudad del cobre”, como es conocida por su mina de cobre que está en operaciones desde finales del siglo XIX.
Después de andar por la ciudad y comer, nos subimos al carro y enfilamos rumbo a Nogales, a sabiendas de que no estaba mi madre ni que se podría usar cómodamente el baño o la regadera, pero bueno, cuando uno es un poco alocado eso es lo de menos, aparte de que solo estaríamos como máximo una noche ahí y después a la carretera, a ver para donde.
Como era de esperarse nadie nos esperaba, ni mi padre ni mi otra hermana, que vivía en esa ciudad.
Mery se llevó a las niñas a casa de mi hermana mientras yo ayudaba a escarbar hasta dar con el tapón del drenaje, ya localizado (después de mas de 1 hora de estar sacando tierra) y parcialmente destapado nos limpiamos y nos dirigimos a la casa de la Lulú, ahí se hizo cena para las visitas y entre risas y bromas se fue yendo el tiempo hasta que llegó el momento de la despedida.
Nogales es una ciudad hecha entre dos cerros, se puede decir que es una cañada muy amplia y las casas están construidas en las laderas de esos cerros, son pocas las casas que han tenido el privilegio de estar en la zona plana, mas bien dejada para el sector económico y la casa de mi hermana está en la parte baja de un cerro, pero como a unos 3 metros sobre el nivel de la calle, el estacionamiento estaba ocupado por los carros de mi hermana y mi cuñado por lo que Mery lo dejó enfilado rumbo a la entrada principal…..y sin freno de mano.

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