lunes, 9 de julio de 2007

Progreso

Mi segundo día en el estado de Yucatán consistió en ir a visitar el puerto de Progreso, ir de día de playa, para ello invito a una de sus amigas llamada Laura, que ese día descansaba y quería salir a algún lado fuera de la ciudad así que se acoplo con nosotros, salimos de aquí casi a las 11 de la mañana, tomamos un autobús que va a la playa, las damas se fueron hasta el fondo del camión donde había 5 asientos pegados, me reservaron el del medio pero como vengo con ganas de conocer me senté a la altura de medio camión y en ventanilla para ir viendo hacia afuera, verde, verde y mas verde, por fin llegamos, lo primero que hicimos fue dar un paseo a la plaza principal y mientras Laura iba a asaltar el banco yo me fui a meter en el ayuntamiento municipal donde tome algunas fotos de los murales que están pintados en el edificio, la mayoría de ellos con temas propios de las actividades de esa ciudad.

Claro que también me di el gusto de asomarme al balcón principal desde donde se da el grito de independencia la noche del 15 se septiembre y tomar desde ahí una foto a la plaza municipal.



Luego nos fuimos directamente a la playa y entramos a un restaurante donde en vez de que pidieras tu algo que comer simplemente te llevaban diferentes tipos de botanas, desde ceviche (se prepara diferente al de Sonora), Dziquilpac (pepita de calabaza), pepinos, volcanes, tacos de relleno negro y blanco, papatzules y quien sabe que mas puesto que no son nombres muy comunes para mis oídos, lo suficiente como para que probaras de los platillos yucatecos, nomas falto que de pilón nos llevaran cochinita pibil, ahí probé la cerveza Montejo, de un sabor muy parecido a la cerveza Pacifico, le compre a uno de los vendedores ambulantes de la playa (que abundan) un par de pulceras para mis hijas, el mar se lucia con el oleaje de 5-10 cms de alto, por decir que había olas, la playa tiene ciertamente arena blanca, arena producto de millones de conchitas quebradas, siempre había oído que la arena de acá era muy finita pero la realidad es otra, ya que empezó a soplar el viento lo suficiente como para formar olas de 50 cms y la arena siguió tal y cual, no se movía de donde estaba, la comida seguía tan limpia de arena como cuando la traían, así que con el debido respeto a quienes dicen que es arena muy fina, en mi estado no puede soplar nada de aire pues de lo contrario se te llena la comida de arena, es mas fina allá, aunque no sea de color blanco, sorry.

No es un puerto de altura, es un puerto hecho a base de hacer un puente de mas de 2 kms de largo directo hacia el centro del mar, en donde se hizo una isla abase de piedras (que acá les sobran hasta para regalar) y otra extensión del puente a una isla natural que es a donde llegan a fondear los barcos que llegan, ya sean cargueros o de turistas, aquí una foto parcial del puente.

Ya que nos hubimos bañado y vuelto a bañar, comido y descansado, platicado, tomado el sol en una de esas camas que te ponen para asolearte nos fuimos a dar una paseo por el malecón, puestos ambulantes semi fijos, al parecer son gente que viene del estado de Chiapas ya que las mujeres usan faldas de lana, algunos turistas, la mayoría según me cuentan son gente de aquí que en verano inundan esa playa donde se quedan a veces a pasar hasta 1 mes sin venir a Mérida, ya realizado el recorrido por la costera nos regresamos a la estación del camión, fue Laura quien se sentó esta vez a mi lado mientras Emma echaba su pestañeada (y son solo 35 Kms.!!!), Laura me reclamo que las hubiera dejado que se fueran solas cuando veníamos por lo que le puse en contraparte que vengo a conocer, no a que me sienten en medio del autobús para que no pueda ver nada, que no se vale y termino dándome la razón, la verdad y la realidad se juntaron, la primera en bajarse fue Laura y algunas calles mas adelante Emma y yo, de nuevo a bañarse en agua limpia, cambiarse y a descansar para dormirse temprano que el siguiente día iría a ser un poco mas divertido ya verán porque.


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